(Los personajes y lugares de este cuento son ficticios; cualquier semejanza con la realidad es PURA coincidencia)
Martes 7 de Agosto
Acababa de despertarse, pensó que la noche anterior no iba a poder dormir, pero lo hizo profundamente. Desayunó y salió para el trabajo. Como de costumbre, compró el diario en el camino, y leyó el titular - Crimen pasional: Luego de descubrir que lo engañaba, hombre mata a su esposa a puñaladas y termina suicidandose. - El pensó:¨que tipo hijo de puta¨.
Lunes 6 de Agosto
Cuando por fin, despues de un ajetreado dia, llegó de trabajar, entró a la casa y se sorprendió al no oír ningún ruido. Se dirigió a la cocina y el televisor estaba apagado, mas raro aún. Se dispuso a entrar en la que era su habitación. Una fuerza extraña, un mal presentimiento le decía que no lo hiciera, pero quería saber si su mujer estaba en la casa.-
Cuando entró en la habitación vió el cuerpo desnudo y sin vida de su mujer, desperrramado sobre la cama, cubierto de sangre. La habían matado a puñaladas.-
Una nube de dudas lo invadió... ¿Quien sería capaz de hacerle algo así a Liliana? ¨Ella no tenía enemigos, era una mujer muy querida¨, pensó. Quizás demasiado.-
Se encontraba parado allí inmovil, casi sin respirar, no sabía que hacer. Se fue acercando a lo que quedaba de su mujer. No se habia fijado en detalles. Al lado de su cuerpo había una nota, la tomó y la leyó: ¨Te amo, pero lo tuve que hacer... Él va a tener tu misma suerte¨. En ese momento lo entendió todo. Su mujer lo engañaba, pero lo peor era que sabía que él también iba a morir. ¿Cuándo? No lo sabía. Decidió irse de la casa, para avisar a la policía, pero cuando se dió vuelta para salir... un disparo en el pecho.-
Ella estaba ansiosa por verlo, no podía esperar a que llegara, siempre tenían poco tiempo para estar juntos. Ese día su marido llegaría tarde de trabajar, por eso decidió decirle a Abel que se encontraran en su casa, ademas estar con el allí le provocaba cierta adrenalina, temor, y eso hacia que el encuentro fuera mejor aun. Ambos adoraban acostarse en la cama que era de Liliana y su marido, les provocaba algo sumamente especial. Se preparó para él y se sentó a esperarlo, se puso a pensar en el tiempo que llevaba esta relacion y en lo que podia pasar si alguien se enteraba. En ese momento llegó él, quince minutos despues de lo pactado, tuvo que preparar varias cosas, que ella ni en sus sueños imaginaría.-
Entró como siempre, percatandose de que nadie lo viera y como quien no quiere la cosa. Se saludaron como de costumbre, euforica, apasionadamente. Por supuesto, no esperaron ni cinco minutos para desvestirse y hacer el amor, en la cama matrimonial de ella. Cuando terminaron, Abel sacó el tema; el tema del que hablaban siempre.
-Liliana, odio preguntarte esto, pero ¿pensaste o no en lo que hablamos?
-Ya te dije que no hay nada que pensar
Contestó sin saber que esas palabras iban a marcar su destino. Él había pensado todo, si ella decía lo que el esperaba escuchar, no lo haría. Pero eso no sucedió.-
Antes de salir de la oficina, escribió una carta para Liliana, la imprimió y la guardó en su bolso. Abrió el cajón de su escritorio y sacó el arma nueva, que había guardado allí por la mañana. Tomó también un par de guantes negros que estaban al lado de la pistola. Llegó a su casa, tomó su cuchillo preferido (uno mediano) y lo guardó en el bolsillo del jean que se acababa de poner. No se notaba, perfecto.
-Si tan solo pensaras un poco mas... no vale la pena que estes con el, Liliana, vos no lo amas!
-No lo amo pero tampoco lo puedo dejar. Él se moriría si yo me voy o le pido el divorcio, Abel
-Esta bien
-Amor, yo te amo a vos, solamente soy tuya y lo sabes. Con eso tendría que alcanzarte
-No me alcanza
-Bueno, no discutamos mas si? tenemos poco tiempo y quiero aprovecharlo - Le dijo y lo beso en el cuello. Rapidamente comenzaron a besarse y a acariciarse. De pronto el agarró el pañuelo que ella había dejado sobre la mesa de luz, y se lo ató en la cabeza, cubriendole los ojos. Por supuesto ella no se sorprendió; esas cosas las hacian normalmente. El le susurró al oido: - Te voy a dar una sorpresa - Después la amordazó, ató sus manos al respaldar de la cama y empezó a besarla... por ultima vez. Despacio se acercó a donde estaba su pantalón, sacó el cuchillo del bolsillo y se lo clavó tantas veces, hasta que vió que ya no se movía.-
Limpió su cuchillo, fue y lo guardó en su bolso. Con cuidado tomó los guantes y se los puso, comenzó a limpiar todo aquello que lo indicara a él como el asesino. Se cambió y se escondió. Ahora solo faltaba que llegara él.-
Lo oyó llegar, espero unos minutos hasta que fuera a la habitación y viera a Liliana. Cuando se encontraba parado, le dieron ganas de dispararle en la espalda, pero prefirió esperar a que se diera vuelta, para poder verle la cara. Cuando éste casi lo hizo, le disparó. Ahi estaba, muerto en la entrada de la habitación; Abel le arrojó el arma al costado del cuerpo, junto con la carta que ese día le había escrito a Liliana, tomó su bolso y salió por la puerta de atrás rapidamente, para que nadie lo viera, pero muy conforme con lo que habia hecho.-